10 nov 2013

GINKGO BILOBA

                                                 Foto de Yolanda Hernández



                               
Despereza  sus ojos de noctámbulo,
se abre a la luz del alba.
Un séquito de colores asoma,
todos bailan con el verde. 

Las hojas sueltan el temblor,
sus células van al quehacer diario,
laboratorio hambriento,
de lo inerte a la vida,
un milagro es crecer. 

Y ahí está, un día y otro,
al trote de los vientos va su danza,
sangre de sol circula por sus venas.
Se ablanda en abrazo de sombra,
mil abanicos de frescor  al vuelo.

En el estanque se reconoce,
ríe con las palomas,
picotean hasta el fondo,
el agua en círculos
quiebra su identidad. 

Ya conoce la seducción del otoño,
amor de sueño largo
que desnuda su belleza más fría.  

Sus cien años son plomo,
el miedo lo ata de raíz a zénit,
nace la incertidumbre: 

Hasta dónde con el agua,
hasta cuándo las palomas.

6 comentarios:

  1. No cabe duda de que es un poema muy visual, Ana. Describes minuciosamente un cuadro con personaje central.

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  2. Me gusta este poema! Siempre me gustó y ahora, más.
    Besos
    Laura

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  3. ¿Seducido por el otoño? Me temo lo peor.
    Poderosas imágenes. Abrazos, siempre

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  4. Gracias Laura y Manuel por vuestros comentarios. Siempre sois fuente positiva que alimenta. Un beso.

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