Es nombre que define,
como una garrapata sobre mí,
desde hace tiempo.
Disparo a la razón,
simula muerte,
pero ahí se queda.
Mis uñas lo desgarran,
quiero ver cada trozo por los
aires,
quedar en carne viva,
sin dolor por los suelos.
Harta del engomado y la
pintura,
de las lujosas vendas que te escayolan.
Necesito otro nombre,
es hora de reavivar la
piel.
No me llaméis así,
no existo para las bestias.
Me gusta la fuerza de este poema, Ana. Creo que te pega más lo desgarrado que lo blando.
ResponderEliminarFelicidades.
Gracias, Manuel. No sé si me pega o no pero unas veces te salen de una manera y otras con más desgarro y no sé por qué.
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