13 abr 2019

TIEMPO DE AGENDAS


Yazgo varada sobre esta orilla tan desierto,

mis labios se desgarran sin la brisa

que anuncia pleamar.

Medir las horas era un goteo de sílice,

en esa oscura cárcel sin barrotes.



Solo un silencio por la ciénaga,

esqueletos pulverizados,

vacío de palabras

que ayer lucían cuerpo.



Soplo con furia al sol para apagarlo,

las nubes no me ayudan.

Huyo del remolino que despieza

e intento descifrar cualquier sonido,

atrasar este día

que sin camino de tus pasos queda.



Invoco la benevolencia de los dioses,

no muestran ni un susurro.

Se anticipa el cadáver

de ese tiempo fugaz


que marcó en rojo nuestra agenda.

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