Mar, todo era de mar,
ciénaga azul que envolvía el futuro.
¡Qué corta la distancia entre dos remos!
¡Qué largo el camino de la bruma!
A ratos la mirada,
gaviota sin mensaje,
frenaba el vuelo.
Flor de agua y sal
que no abría en suspiros.
De un destello en tus ojos
nació el sol de la noche.
¡Qué tarde para volar en su luz!
El mar ya no existía,
murió de niebla,
y solo sentí su húmedo latido.
El viento puso puerta en las nubes,
la luna disparaba,
blanco a un sueño de olas.
He leído y reelido tus poemas y me gustan porque haces una poesía cercana, quizás en mi opinión algo triste y desgarradora como Drogas. Pero permíteme decirte que nos conocimos en agosto de 1966, en La Coruña y siempre te he recordado y buscado porque me gustaría ponernos al día de tantas cosas que nos han ocurrido. Es un deseo de un viejo amigo, comprendo que ti no me recuerdes. Un afectuoso saludo y sigue publicando tu poesía
ResponderEliminarAl repasar mi comentario he visto que no me identifico, una causa más para no saber quién soy. Me llamó Elías Iglesias Estrada. Y por corregir errores está maldita máquina puso ti, cuando quería decir tu. Que tengas un buen día
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