Hoy el verso despliega
al galope de esos caballos
que me dibujan el mar.
Huyeron de ese límite preciso,
juego del inconsciente,
ir de la mano a la palabra.
Sus crines son olas del viento,
pintan un cielo de agua.El azul se confunde.
¿Qué es cielo? ¿Dónde el mar?
fluye dentro la voz.
Danzan los puntos suspensivos... ... ...
... ... ...
el baile abrocha.
Se evapora el color,
solo unas huellas parecen sendero,
mis pasos siguen su rastro de arena.
Me parece estar entre ese cielo y el mar...
ResponderEliminarBesos Ana.
Ahí estamos algunas veces. Un beso.
ResponderEliminarUn buen poema, Ana, enmarcado por este bello blog que vas construyendo.
ResponderEliminarEnhorabuena!.
Gracias Manuel. Me alegro que te guste. Un beso.
ResponderEliminarUna buena manera de integrar los puntos suspensivos al argumento lingüístico-poético. Felicidades!!! :o)
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