Era un tiempo de luz,
donde los límites chocaban desde fuera hacia dentro.
Tiempo de niños y lluvia de almíbar,
cuando desde el alba hasta el ocaso
el cielo fue la patria de los ojos.
Mayo se iniciaba en parto múltiple,
de capullo a corola cosidas a la
tierra,
reinaban las flores de suelo.
Después cedían el trono a
las hojas,
agujas de dolor velando los ajados pétalos,
sin saber que las raíces volvían a llenar el útero,
cofre escondido,
hasta otro nacimiento.
Y allí, tú y yo,
como atrevidas flores nos abríamos sobre la hierba
para llevar a lo más alto
todo el color de los sueños.
Poema realizado al cuadro homónimo de Carlos Vázquez
Qué bonito, Ana. Besos.
ResponderEliminarGracias Reme por tu visita. me alegro que te guste. Un beso.
ResponderEliminar