Fue molde del abrazo
cuando la lágrima
era goma de borrar tristeza.
En
sus ojos siempre
la risa azul.
Saltan a la memoria
las noches de viento y susto.
¿Qué dice la ventana?
¿Por qué el cristal responde?
Su frío de muñeco
tiritaba en mi piel.
Con lógica inocente
lo apretaba contra el pecho,
no era extraño notar
blando y tibio el cartón.
Ahora otros ojos me taladran,
los niños de hueso y hambre…
Casi nada se mueve
si el bienestar se cuela dentro.
Si la infancia nos soltó tan humanos,
¿por qué este lazo adulto que sujeta?
Ese lazo creo que no podremos soltarlo ya, pero siempre quedará el recuerdo de esa imagen y lo que había tras ella. Un abrazo compañera
ResponderEliminarTú ya lo tienes suelto. Pronto atenderás a esos niños con todo tu amor. Te admiro.
EliminarUn abrazo.