Si se tiene el privilegio de habitar espacios
en los que se produce un cierto trastorno del tiempo,
un silenciamiento de sus premuras...brota otra cotidianidad...
Ángel Gabilondo - Horas cotidianas (29/04/14)
Fuimos lo que seremos,
poca sorpresa en la imaginación.
El tiempo acelera a su antojo,
pone su sello en tus rincones.
Hay solo una manera de mentirle:
Deja el ayer de plomo
y alíate con el presente,
el único que se deja abrazar.
No quieras perderte por el futuro,
no está en el horizonte.
Trata de aprender a estirar las horas.
Si gozas de cada instante,
el más cotidiano o quizá increíble,
pones freno a la impaciencia de Cronos.
Y si el reloj se para sin permiso,
no cuadrará la cuenta,
lo absoluto siempre da error.
Ana Galán 5/05/14
Gracias, Anuschka. ¿Cuándo nos vemos?
ResponderEliminarUn besote.