Una
mañana de claridad única
mi
soledad anduvo por tus huellas.
Por
la vereda del río
latía
tu corazón de álamo.
Tus
versos al compás del agua,
dormidos los sueños.
dormidos los sueños.
Soria que ablandas la piedra
de celebrar Machado a toda luz
y yo sin pies para tanto camino.
Fui
midiendo los pasos
entre
San Polo y San Saturio,
y un viento de poema
se adueñó de los árboles.
se adueñó de los árboles.
Era
tu llorarle al olmo viejo,
por
un brote un milagro,
sanar
tu dulce niña
y habló solo la muerte.
Supe
que el ancho de su tumba
se
cuenta en lágrimas.
Antes
de que llegue el día del barro
quiero ajustarme la horma del exilio,
calzar
tus botas,
cruzar
el borde
de
esta España torcida.
No,
no vengo a traerte más penas,
solo
un deseo:
sumar
a mi memoria...
tu lápida.
tu lápida.
Me ha estremecido.
ResponderEliminarBesos.
Fantástico poema.
ResponderEliminarBesos
Edith
Muchas gracias a las dos. Un abrazo!
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