La vida un cuenco
lleno de luz,
que vierte sangre
en rojo sucio.
Entra en el búnker,
brazos en alto,
rifle en los dedos,
bebiendo el cóctel
que sabe a lucha.
Asoma el ojo,
carga palabras,
dispara el verso.
Toca a quien
sufre,
rabia y dolor
llora tu letra.
Un suma y sigue
de yo contigo,
nuevo disparo,
no más sentir.
En esta línea
busco otra bala
y no razones:
¡Muerte al poema!
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