Ríos
de tinta dulce
eligieron
un mar blanco,
toda
mi palabra dentro
hasta
cribar limo en el fondo.
Tu mar de pez asustado
se
desbordó.
El
miedo a no respirar en la arena
me
dejó las orillas
de
silencio empapadas.
Difícil
dar un paso,
solo
mover los pies con lentitud...
o nadar en la noche
y asumir
riesgos de profundidad.
Ya
conoces mi lenguaje de otoño.
Volvería
a dejarte
mis
hojas de lluvia,
la
semántica de todos sus colores.
Lee de nuevo, piensa...
y si
nacen días de voz,
procura
que tus palabras
sequen
el silencio,
este
silencio de fondo marino
que
me deja a la deriva
en
el péndulo de todas las mareas.